El invierno está muy allí, pero al sur de Francia subsisten sin embargo algunas flores en los campos,
esencialmente las margaritas.
De su forma en sol, se diría que lo llaman, más aun cuando su corola lo siga, y se cierre cuando se acuesta.
Con relación a la descripción más abajo, parece tratarse de la margarita sylvestris, con sus pétalos más bien rojizos...
De arriba abajo, los estadios diversos de la flor, con en centro, zoomable, una vista de la planta completa.
Extracto de la Historia natural de Guerin - 1833
MARGARITA, Bellis.
.../... En nuestros jardines, como a los campos, las Margaritas son unas Plantas meteóricas; se abren tan pronto como los rayos de sol las golpean, se cierran desde el momento que el cielo se encarga de nubes o el momento que el sol se parece mucho al horizonte occidental. Comemos sus hojas y sus ramos en ensalada. Un agrónomo atrabilaire al que se cita y se copia demasiado a menudo, porque no sabe apreciarle a su valor justo, ignorando que las Margaritas son gustadas por cabras y carneros, aconsejaba arrancarlas de todos los prados como rechazados por todos los animales, y como para los que fueron perjudiciales ellos.
En cuanto a las propiedades medicinales que se les atribuye, son tan discutibles como la aserción de Bosc. La elegancia de las flores las hizo comparar con perlas por los trovadores y por los troveros, de ahí el nombre vulgar de Marguerite que llevan; lo mismo que su nombre botánico Bellis viene del latino Bellus, que significa hermoso, amable, con todo lo agradable.
Este género es el tipo de un grupo muy-natural que Cassini llamaba Bellidées verdadero; forma parte de Syngénésie superfluo y de la familia de Corymbifères; no comprende más hoy todas las especies que le atribuyeron los botánicos del último siglo. Billardière separó tres para componer su género Brachycome, Lagenophora y Paquerima, que debimos pasar en silencio como muy poco conocidos y posiblemente hasta como bastante mal fundados. Las especies que nos interesan son en total de tres, saber: Bellis perennis, B. annua y B. sylvestris, y de cinco si se adopta B. ramosa y B. repens de Lamarck. Ellas todas se encuentran espontáneas en Francia.
La Margarita vivaz o la pequeña Marguerite B. perennis, L., se encuentra por todas partes, en los prados, las dehesas frescas, a lo largo de los caminos, a los lugares incultos y abandonados. Se propaga por sus raíces vivaces y fibrosas. Sus hojas totalmente radicales forman una roseta sobre la tierra; de su pecho se eleva una asta delgaducha y alta de seis a ocho centímetros, llevando una sola flor a corola radiada, a la circunferencia, de florones de un blanco puro al que se ve teñirse a menudo de matices diversos desde el rosa tierno hasta el rojo más oscuro, mientras que los florones del centro quedan amarillos.
La Pâquerette vivace ou petite Marguerite B. perennis, L., se rencontre partout, dans les prés, les pâturages frais, le long des chemins, aux lieux incultes et abandonnés. Elle se propage par ses racines vivaces et fibreuses. Ses feuilles toutes radicales forment une rosette sur la terre; de leur sein s’élève une hampe grêle, haute de six à huit centimètres, portant une seule fleur à corolle radiée, à la circonférence, de fleurons d’un blanc pur que l’on voit souvent se teindre de nuances diverses depuis le rose tendre jusqu’au rouge le plus foncé, tandis que les fleurons du centre restent jaunes.
La Margarita salvaje, B. sylvestris, se aleja de la primera especie que por su talla gigantesca, por sus hojas a tres nervaduras, por sus flores mucho más anchas. Abunda en Portugal y se encuentra en localidades diversas del mediodía de Francia. La Margarita anual, B. annua, L. cuenta, lo mismo que las precedentes, varias variedades; sus raíces capilares, sus tallos, unas veces simples, y otras ramificados y un poco guarnecidos en el bajo de pequeñas hojas alternas, dentados, algunas veces ligeramente velludos, la distinguen de dos otros, además de que su flor es más pequeña y siempre blanca.
La Margarita ramosa, B. ramosa, presenta un tallo rectilíneo, branchue, alta de diez a doce centímetros, con una flor azulada, como la de la Margarita rastrera, B. repens, a los tallos siempre inclinados sobre el suelo, y siguen constantemente sus ondulaciones. Estas dos últimas especies son anuales y viven en nuestros departamentos del sur.
En esta más abajo, extraída de la obra ' Lecciones de Flora' por J.L.M. Poiret, editado en 1819 e ilustrado
por P.J.F. Turpin, reconocemos en la cuarta posición el tipo de inflorescencia de los compuestos, de la que forma parte la margarita.
La figura 1 es la del dipsacacée tal el Bocado del diablo, la 2 de una escabiosa, la 3 de un cardo, la 5 del higo,
la 6 del dorstenia, la 7 del xylophila, la 8 de un helecho y la 9 de una espuma.
Foto de la semana 02 del año 2013 |