Con principio de los calores, los mosquitos comienzan a pulular en nuestras campos.
Los más terribles son estos pequeños mosquitos que zumban cuyas picaduras son muy irritantes (cuando no son más portadores de enfermedades).
Por suerte para algunos de nosotros, por el momento, en los países templados, sólo pinchan.
Los grandes mosquitos, aquí representados, son sin duda los menos nocivos para el hombre, con ellos gruesos cuerpos muelles y su vuelo un poco rugoso.
Lo que se lo decía en 1690 en el diccionario de Furetière :
MOSQUITO, es un pequeño insecto volante que pincha con gran dolor e importunidad. Los mosquitos y las moscas tienen seis grandes piernas, no tienen en absoluto cuello, y tienen una trompa que alargan y retiran, por la que chupan la sangre de los animales, y otros licores de los que se alimentan. En América somos tanto afligidos mosquitos, que no sabríamos dormir al aire, ni tener alguna parte del cuerpo descubierta. Para defendérselo, hay que poner papel bajo sus medias, porque su aguijón no lo puede perforar. Para hacerlos salir de un cuarto, hay que poner una luz fuera, acuden allá, y luego cerramos prontamente todas las ventanas. Ménage deriva esta palabra de culicinus, formada por culex.
Ce qu'en disait en 1833 le dictionnaire d'Histoire Naturelle de Guérin:
MOSQUITO, Culex. Género de Dípteras de la familia de Némocères, establecido por Linné y que tiene para carácteres: antenas filiformes, de catorce artículos; una trompa larga y avanzada, cerrando un chupón de cinco sedas; las palpas en los machos es más largo que la trompa, y muy-corto en las hembras.
Un mosquito, un grabado extraído del Atlas del diccionario de Guérin
Estos insectos tienen la cabeza muy-pequeña y redondeada, los ojos globulosos; las antenas, insertadas cerca de ellos, son muy-velludas en los machos; los pelos que los adornan salen de cerca de cada articulación, y a menudo forman penachos; el espolón, que contiene la trompa, es alargado, las palpas de los machos son muy alargados, y participan en sus extremidades de la facultad que tienen las antenas de ser muy-velludas, de modo que se las confundió algunas veces juntos; el coselete es muy elevado, como jorobado; las alas, franjadas a su borde y sobre sus nervaduras, son grandes, sobrepasando el cuerpo, sobre el cual están acostadas en el descanso; Las patas son muy-largas, los posteriors sobre todo; los tarsos solos son casi tan largos como los fémures y las tibias tomadas juntos; el abdomen es alargado, cilíndrico, tan largo dos veces como el coselete. Los Mosquitos son pequeños insectos muy-incómodos, en lo que nos persiguen con encarnizamiento para alimentarse de nuestra sangre; los lugares bajos, húmedos y frescos, como el borde de las praderas y los bosques sombríos, son los lugares donde se los encuentra más, a menudo; esto es sólo la caída de día que aparecen en otros lugares, porque temen el gran calor; pero se difunden en los apartamentos, si no se tiene el cuidado de tenerlos cerrados, y sacan provecho de su sueño para atacarse; El pequeño piaulement que dejan oír no es menos incómodo, porque le tiene en una inquietud continua. Su picadura es muy-dolorosa; que la devuelve tal es menos la introducción del instrumento delgado que lo produce, que el efecto de un licor venenoso que el insecto introduce en la herida, al efecto de hacer más líquida la porción de nuestra sangre que debe pasar a través de sus órganos delicados; pero es en los países meridionales dónde los Mosquitos son realmente temibles, y somos obligados, para garantizarse sus ofensas, de rodear las camas de velos(velas) en gasa, llamados mosquiteros. Las colonias son infestadas con otras especies que los autores nombraron Mosquitos y Mosquitos, y que son, a decir sobre todos los viajeros, una plaga verdadera para los hombres y los animales; sin embargo estas especies todas no pertenecen al género Mosquito propiamente dicho. Los tormentos que los Mosquitos hacen aguantar en los países calientes harían creer que el Norte, ya poco favorecido, a otras consideraciones, debería estar al amparo de esta peste; pero no es nada, y los lapones pobres son reducidos a frotarse las manos y la cara de grasa, y a vivir continuamente en medio del humo, para poder sustraerse a sus ataques. Cualquiera dolorosa que sea la picadura de estos pequeños animales, el procedimiento por el cual se produce mérito de ser conocido; cuando el Mosquito se aterrizó al sitio donde cree que él puede hacer penetrar su trompa, inclina su cabeza, teniendo sus patas posteriors elevadas, apoya primero el trozo de su chupón (vea fig. 4), y hace luego penetrar las sedas, que cierra; pero así como el chupón no penetra, la cantidad que las sedas podrían penetrar sería muy mínima, si la naturaleza no hubiera proveído allí; el chupón se pliega hacia su medio a ángulo más o menos agudo (fig. 4-5), como puede representarlo uno> mi de lado, entre los que ambas ramas se acercan más o menos, según que las sedas penetran más o menos antes, hasta venir para ponerse en contacto. Cuando el insecto se retira, la vaina hace un punto de apoyo que favorece este movimiento: creemos que estuvieron seguros que son las hembras solas que nos atacan con tanto encarnizamiento.
Cabeza de mosquito y aparato bucal
Chupón de mosquito que está a punto de pinchar
Mosquito en tren de chupar la sangre
Los Mosquitos no encuentran siempre a hombres, o animales y puedan chupar su sangre, y es más que probable que noventa y nueve sobre hasta no cien lo prueban jamás; atacan entonces las plantas, al amparo de las hojas de las cuales se cogen durante el calor de día, se mecen allí continuamente, cediendo con bastante velocidad y enderezando alternativamente las articulaciones de sus patas; al anochecer salen de su jubilación, o sea para buscar su alimento, o sea para emparejarse; es en el aire que el acoplamiento se efectua; los machos se cogen en eso por grupos, y se mecen allí continuamente de arriba abajo; una hembra junta este grupo, y un macho que se lanza después de ella, ella junta y el acoplamiento se produce, y a menudo vuelan unos tiempos situados a continuación; pero poco tiempo después. Hembra se separa del macho y se dispone a hacer su puesta : es sobre el agua que debe dejar sus huevos, y hace falta que sobrenaden, y que el insecto mismo desconfía de un elemento que le sería fatal; busca pues en la superficie del agua una pequeña hoja, una paja de paja sobre la cual se ata con las cuatro patas anteriores; cruza entonces sus dos grandes patas posteriors cerca de la extremidad de su abdomen, y deja vaciar un huevo, luego dos, etc., etc., en el ínterin triangular que forman; a medida que el número de los huevos aumenta, el intervalo aumenta también, luego se estrecha poco a poco, de modo que cuando la puesta, que sube de doscientos cincuenta o tres cientos huevos, se acaba, la masa se parece bastante bien a un pequeño barco un poco levantado en ambos trozos; el insecto entonces lo deja fluir sobre el agua, y lo abandona a los impulsos del viento; porque es siempre sobre las aguas durmientes, como más tranquilas, que estos huevos son dejados. Estos huevos tienen una forma muy-singular, representan bastante bien los cántaros en asperón donde se cierra el licor nombrado kirchwasser, excepto que, arreglados codo a codo, el gollete se encuentra en el bajo, y forma la sola parte que comunica con agua; porque estos huevos temen tanto la inundación como la sequedad; la parte que forma el gollete es cerrada por una membrana muy-delgada, que quebranta la larva que se encuentra así sucesivamente en medio del elemento donde debe vivir.
Larva fuertemente engordada de mosquito
La larva es apode (fig. 7); su cabeza es redondeada, chata, distinguimos allí dos espinillas que vemos los ojos; es cargada anteriormente con pequeñas barbillas entre las que están dos más grande articulados y las que tiene en una agitación continua, formando así remolinos que, posiblemente, atraen hacia su boca de los animales microscópicos, los pedazos de vegetales o de las porciones terrosas las que hace su alimento; el coselete es redondo, proveído por cada lado de dos ramos de pelos; el abdomen, largo, más estrecho que el coselete a su junción con él, y que todavía se estrecha a su extremidad, es constado por nueve segmentos que tienen cada uno sobre el lado un ramo de pelos; este abdomen se acaba de manera singular; se dobla primero precipitadamente a ángulo recto abajo para truncarse en ángulo recto; al extremidad es el orificio del ano, cerrado por cuatro membranas alargadas en forma de hojas; la delantera último anillo ofrece a su lado superior un apéndice más o menos lo mismo gordura que la terminación anal, mucho más alargado, desprendiéndose oblicuamente del cuerpo, acabada por una estrella a cinco puntas; es por la estrella que el insecto aspira el aire el que necesita para vivir, también la tiene continuamente a fleur de agua, mientras que queda allí una cabeza derribada; tan pronto como algún objeto lo inquiete o sea el agua es agitada, da algunos golpes de cola y se precipita al fondo; pero pronto, por su gravedad específica mucho menor que el agua, vuelve a levanta repetir su sitio acostumbrado. Sufre varias mudas, y pasa por fin en el estado de ninfa; aquí su forma se vuelve por lo menos tan singular (fig. 8); ofrece bien la apariencia de una crisálida, es decir que se distingue las antenas, las alas y las patas; pero la respiración, que se producía por la extremidad del cuerpo, se produce ahora por la espalda por medio de dos pequeñas cornetas implantadas por la punta, y tiene su apertura la hora flor de agua como la larva lo apreciaba la extremidad de su cuerpo, a la excepción que replega a lo largo del pecho su abdomen cuya extremidad es cargada con dos hojas redondeadas; se precipita lo mismo al fondo cuando teme algún peligro, enderezando su cuerpo y golpeando el agua con su cola.
Ninfa de mosquito en su estanque
Cuando llega el momento de la última metamorfosis, la ninfa se extiende horizontalmente a fleur de agua, la piel del coselete se hiende, y el insecto comienza a salir; su espalda se libra un poco primero, contrata su abdomen, llega a librarse un poco de su funda, y, haciéndose un punto de apoyo, ensancha la apertura y saca su coselete; su cabeza al mismo tiempo se libra, y el insecto acaba por encontrarse en equilibrio sobre la extremidad de su abdomen, sobre el barco apenas por muy grande como él, ya que es la piel que va pronto a dejar (fig. 9). Este momento es el más crítico de todas las metamorfosis por las cuales el insecto debió pasar; una ola, un soplo del aire pueden derribarlo ; pero, antes de que el uno o el otro llegue, pudo sacar sus cuatro patas anteriores, y en seguida los pone sobre el agua apartándolos; con la ayuda de este punto de apoyo, llega a desempeñar sus alas y sus patas largas y posteriors, y algunos instantes después despega. Estos insectos dan varias generaciones al año, y si las aves, los peces y otros insectos acuáticos carnívoros, sin contar los diferentes accidentes que pueden llegarles bajo todos los estados, mataban una gran cantidad, se harían pronto una plaga.
Ave Zarapito (1) en borde de estanque y mosquito saliente de su ninfa (9)
Foto de la semana 18 del año 2013 |